Uno de los clásicos literarios más importantes de la década de los 90 fue El silencio de los corderos, novela escrita por Thomas Harris. La razón de su reconocimiento es la capacidad de la historia para generar tensión en el lector a través de sus enigmáticos y singulares personajes. La novela está ambientada en Estados Unidos, donde una ambiciosa y muy astuta estudiante del FBI se propone capturar a Buffalo Bill, un asesino en serie. Para ello, la agente en formación se entrevistará con el doctor Hannibal Lecter, un psiquiatra recluido en el Hospital Estatal de Baltimore para criminales dementes por causa de sus múltiples asesinatos y canibalismo.
A lo largo de la historia, la agente Starling seguirá las pistas proporcionadas por el Dr. Lecter para encontrar al fugitivo Buffalo Bill.
De principio a fin, la historia mantiene una atmósfera de tensión, suspense e intriga, lo que la situó en 1995 entre las 100 mejores novelas de misterio de todos los tiempos de la Mystery Writers of America.
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A partir de su merecido éxito, la novela siguió escalando peldaños hasta llegar a la gran pantalla, donde el director estadounidense Jonathan Demme consiguió encarnar, de forma extraordinaria, a los personajes de la novela y darles vida.
Anthony Hopkins, Jodie Foster, Brooke Smith, entre otros artistas son los encargados de personificar la historia de Thomas Harris.
Las adaptaciones cinematográficas siempre mantienen notables diferencias, y esta no es la excepción, detalles como la cabeza de Benjamin Raspail encontrada en un frasco o la pista del almacén suceden de manera distinta y hasta podría decirse que las intenciones entre el autor y el director son diferentes, sin embargo, es imposible soslayar que ambas obras logran magistralmente mantener al lector o espectador con altas expectativas y un nudo en la garganta.
Publicado por: Karla Torres
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